Ir al contenido principal

Una noche en Corcovado

Una Noche en Corcovado.

Son apenas las 3 de la mañana y, el chofer, ya nos está recogiendo como acordamos el día anterior. Se trata de una gira esperada por semanas y, el compromiso de viajar y conocer una de las últimas y más remotas maravillas que tiene nuestro país, El Parque Nacional Corcovado. No es un viaje de turismo, pero probablemente es menor el hecho, se trata de conocer los esfuerzos de nuestro colega investigador de muchos años sobre el Jaguar y, los ecosistemas sociales y físicos en los que sobrevive ese precioso felino, que hace unos cuantos años estuvo a punto de desaparecer de nuestras selvas. Es cierto,Eduardo Y Grace, se encargaron de todos los detalles de esta gira y tomaron, todas las previsiones para hacer de la misma algo que nunca olvidáramos. De premio y cómo si el viaje ya de por si no fuese una aventura fantástica, recibimos una camiseta especial del Programa Jaguar del ICONVIS, que por supuesto, llevamos con mucho orgullo hasta muchos años después.




La jira se encargó de mostrarnos la belleza de nuestro Pacífico Central y el calorsito entrando por Sierpe, nos dejó claro que aquello no era un viaje de corbata y saco, como lo que normalmente sucede a las autoridades universitarias en su cotidiano quehacer. Primer sorpresa, los autos rurales debían pasar varias quebradas donde los puentes habían desaparecido por el invierno anterior, claro, es por eso que se justifica comprar vehículos de doble tracción y de buen chasis, no esas porquerías que estiman comprar para dos o tres años y que se caen a pedazos, cada nuevo invierno. Gracias que tenemos carritos nuevos nos decía con frecuencia la periodista, que nos acompaño a la gira de uno de los medios más destacados del país. Si en la UNA invertimos los recursos públicos para mejorar nuestro arsenal y asegurarnos las capacidades suficientes para hacer investigación, respondió con claro conocimiento Grace a la periodista. Al mismo tiempo, vemos pasar la primera muestra de que estamos en una selva tropical, una serpiente cruza el camino y claro, para muchos de los que estaban ahí, era la primera vez de mirar aquella situación tan normal en los pueblos del Sur.

Sigamos adelante, que de eso tenemos de sobra y para exportar dijo Don Eduardo, además, la lancha que nos recogía en la playa cercana, ya les había comunicado que la marea alta era el momento ideal para embarcar hacía Corcovado y, si nos tomaba la resaca, como se le conoce al momento del cambio de marea, seguro que más de uno terminaría sin desayuno y con uno que otro susto en el Mar. Si, llegamos a la hora buena dice el chofer, aún no ha empezado la resaca y tenemos buen tiempo para un cafecito y mirar la dinámica de esta región, tan linda y escondida en el Sur del país. Lo sorprendente de aquel paisaje, la brisa del mar, la playa hermosa y por supuesto, la exuberante naturaleza nos hace pensar que tanto tiempo desperdiciado entre papeles y discusiones, sin verdaderamente disfrutar de lo bello, lo natural, lo esencialmente importante de vivir en Costa Rica, su naturaleza.



Dos Lapas rojas nos anuncian la salida, pero al voltear un grupo de al menos diez más, las siguen, no se si saben, pero las Lapas viven en parejas y son muy cuidadosas con sus polluelos, además, les encantan los almendros y se alimentan de hojas, frutas del bosque. Son una maravilla viviente, una de las aves mas hermosas que puedes ver en ecosistemas como los que tenemos en ese pacífico natural del Golfo Dulce en Costa Rica. Bueno uno a uno nos fuimos montando a dos lanchas rápidas, que nos llevarían por la costa pacífica, en un par de horas de viaje hasta Corcovado.

La belleza del mar, los ecosistemas marinos y la vida alrededor del Parque es algo indescriptible, si nunca lo han hecho, los invito a compartir esa aventura de mirar delfines, tortugas, mantas y con suerte, ballenas o ballenatos. Pero la presencia de varios tipos de ballenas y delfines nos hablan de la riqueza del mar y de los ecosistemas que tiene el golfo dulce, los bancos de peces, langostas y todo tipo de vida marina en abundancia explican, porqué cada año ese fantástico animal que es la Ballena Jorobada se desplaza desde el norte y desde el Sur, generando en Costa Rica una necesaria mezcla de ADN´s, que permite a ambos grupos seguir reproduciendo y siendo, desde mi parecer, el animal marino de mayor tamaño y seguramente, uno de los más nobles del mundo.



Llegamos, la experiencia de bajarse del vote deja a algunos bien mojados y claro, unas cuantas risas, por aquellos que no tomaron el Consejo de Eduardo de cargar sus botas de hule a mano. Eso es indispensable en la selva, no es un requisito torpe o de cajón. Es que para pisar el suelo de un parque natural como Corcovado, cualquier cosa puede pasar, claro las botas son necesarias. Una caparazón de Tortuga Verde a mitad de camino nos recuerda que el gigante Jaguar es el rey de aquel lugar, si bien en el día, es raro verlos, cuando tienen hambre o sed, puede que logres tenerlos cerca en un riachuelo o cerca de la playa, dónde algunas veces capturan una tortuga. nos cuenta Eduardo con lujo de detalles. Es una maravilla y por supuesto nos describe uno a uno los detalles de su proyecto de investigación y cómo le ha tocado batallar con tanto requisito de informes y papeles que no acaban en la Fundación y en las dependencias universitarias.

Ya cuando llegamos a la casa de los guardas y nos acomodamos en las literas, estamos fatigados. Los mosquitos, el calor y el mareo del viaje se mezclan, con la sensación maravillosa de estar entre esos pocos privilegiados, de haber pasado una noche en el Parque Nacional Corcovado. Unas frutas nos reciben y claro, la sospecha empieza a hacernos sentir preocupados. Esas Arañas que triplican el tamaño normal de quienes las hemos visto en el Valle Central, se quedarán quietas esta noche, cuando al apagar las luces ,tengamos que saber que convivimos con esos animales silvestres. La preocupación termina cuando, uno de los guardas nos dice, por favor no molesten a sus vecinos, ellos son parte del ecosistema del parque, así que, si ustedes no los molestan, ellos permitirán que tengan una noche tranquila.



A caminar  y mirar esa maravilla de jungla, no nos queda más que rendirnos ante la impresionante exuberancia de naturaleza que tenemos en el parque. Es indescriptible mirar a los monos titi, acercarse curiosamente hasta la mano y jugar con nosotros. Son animales hermosos y curiosos, que andan en grupos de cincuenta o más. Viven en grupos y se alimentan de hojas y frutas del bosque. De igual forma, vamos viendo las áreas de fotos, dónde Eduardo y su equipo, cuentan mediante sistemas de probabilidad el número de jaguares del parque, así como, otros mamíferos relacionados, tales como, el chancho de monte, que es el festín preferido del Jaguar. Claro. Si los segundos desaparecen, seguramente el Jaguar tendrá más hambre y saldrá del parque, nos cuenta Don Eduardo, de seguro que si le podemos enseñar a los dueños de las fincas y campesinos que conviven cerca del parque. sobre ese tema, evitarán las casa ilegal del Chancho de Monte y con ello, tendremos a los Jaguares dentro del parque y no, atacando el ganado o los animales silvestres, en las propiedades vecinas del mismo.

Si, definitivamente es una maravilla esto de la vida silvestre y un honor el contar con colegas como Don Eduardo, Doña Grace y tantos otros que en la Universidad y las ONGs se dedican a colaborar con la conservación de la vida silvestre. Conocer los ecosistemas naturales y sociales dónde viven estos animales, nos hace actuar con más inteligencia en la conservación y aprovechamiento de dichos recursos. De eso se trata este programa de conservación del Jaguar, que por tantos años hemos tenido en el ICONVIS, nos cuenta con gran energía y entusiasmo al equipo de novatos y periodistas que asistieron a la gira de ese día, Don Eduardo.



En la cena de ese día, ya muy cansados y por supuesto, llenos de esa experiencia fantástica recién vivida yo, me acordaba de las Arañas y si de verdad se quedarán quietas en la noche. Que les cuento, pasé dos horas despierto escuchando los ruidos del bosque y, en cada minuto miraba si las arañas detrás de mi, se movían o se quedaban quietas. No se cómo, pero el cansancio me venció, lo cierto es que a las 6 de la mañana del día siguiente, recibí una vos fuerte que decía, tenemos que aprovechar el día, la marea está alta y sino salimos ahorita, nos tocará regresar el lunes.

Bueno, de vuelta a casa y por aquel maravilloso trayecto de Mar, playa y montaña. Gracias a Dios, logramos ir y venir le decía una de nuestras compañeras al chofer de la gira, así es, esa es la vida silvestre, una maravilla de Dios.

Dr. Leiner Vargas Alfaro
Derecho Reservados.
Blog, Desde el Trapiche.




Comentarios

Entradas populares de este blog

No hay peor sordo que el que no quiere oir.

De chiquillos, crecimos en una zona de campo, donde lo mas común era que nos juntáramos con los vecinos y algunos de nuestros primos, cuando nos visitaban en el verano, para salir al potrero de los Solís, conocido como el cerro, que tenía la gran atracción de que podíamos usar las tablas de resbalar. Sí, para los que lo recuerdan, son unas tablas de balsa, que se usaban para chorrear las vigas en las casas del pueblo, madera muy suave pero muy noble que pesa poco. Nosotros le poníamos cera Rex, de la que se usaba en el campo para limpiar y poner brillante el piso "lujado" , algo común en las casas humildes antes de que llegaran los pisos de cerámica, aquellos que compraron primero los dueños de fincas, los "riquillos" del pueblo como le decíamos allá . Era tan buena, nos decía la vecina, que inclusive algunas señoras podían sacarle brillo hasta el propio piso de tierra que recuerdo en algunas casas daba gusto verlo. Nuestra intensión era, que las tablas quedaran

Un día en el cafetal

Desde El Trapiche: Un día en el cafetal No se cuántos costarricenses se recuerdan lo que es un día en el cafetal. Es tal vez un recuerdo reciente para algunos y quizás algunos, de los que lean este artículo del blog, no hayan tenido esa grata experiencia de pasar un día de su vida en el cafetal. Empero, para recordar o para conocer quiero contarles un poco de lo que se vivía en los años ochentas, “ Un día en el cafetal” . Eran las 4:30 de la mañana y el gallo pinto ya empezaba con su "qui ri ri qui". Era 27 de Noviembre y en plena cogida buena, -como se le dice en el campo a la etapa en que se madura el café "parejito"-, no había mucho tiempo que perder. Lía levante a los chiquillos que hay que llegar tempranito o sino nos dejan lo peor del corte, -la cogida del café se realiza por medio de las calles de café que van en líneas generalmente de unos 100 metros, según sea la finca y cuando se pasa a una nueva finca o área, se le llama cambio de corte-. Así es

¿Porqué el zorro quiere las llaves del gallinero?

Preguntarle a un zorro, ¿porqué le gustan las gallinas?, es equivalente a preguntarle a un monopolista o oligopolista coludido en el mercado, ¿porqué razones le gusta tanto el poder cobrar precios dinámicos y no ser objeto de regulación de precios?. Claro que si, al zorro le gustan las gallinas y entre más y más gorditas, mejor. Esta historia es sobre tres personas, el zorro, las gallinas y el cuidador de las gallinas, mismo que acostumbra cuidar las llaves del gallinero. Los personajes, ciertamente el zorro, en este caso representado por las empresas de telecomunicaciones, las gallinas son los consumidores y el cuidador de las gallinas o regulador oficial del mercado, en nuestro caso la SUTEL. Veamos entonces de que se trata esta historia en su capítulo 1. Había una vez una granja dónde las gallinas gorditas eran cuidadas por un zorro bueno, el zorro solamente comía las gallinas necesarias para tener fuerza y seguir cuidando el gallinero de otros zorros del vecindario, temid