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Mostrando entradas de agosto, 2016

Un viaje al Puerto

Como todos los años y ya muy adelantado el verano, las familias rurales del Occidente de San José alistan sus petacas, para su visita anual al puerto, como se le conoce en la región a Puntarenas, en el Pacífico Central del país. El viaje a Puntarenas es, desde muchos años atrás, una aventura esperada por todos, chiquillos y grandes, los que hasta el último día de la recolecta de café sueñan con ese domingo de febrero en que pueden finalmente mirar y chapotear en el Mar Pacífico, sí, allá en el Puerto. Es temprano en la madrugada y ya los chiquillos no pueden dormir, tan solo pensar que en unas cuántas horas van a poder mirar la belleza del Mar Pacífico, pasar por las fruterias de Esparza y comerse un -churchil- bien cargado de leche en polvo, como les gusta a los ticos. Es pleno Febrero, los vientos suenan en las puertas de la entrada a la bodega, como si quisieran ingresar y llevarse todo a su paso y las hamacas del corredor de atrás, se balancean de un lado a otro, producto de aqu

Un día en el cafetal

Desde El Trapiche: Un día en el cafetal No se cuántos costarricenses se recuerdan lo que es un día en el cafetal. Es tal vez un recuerdo reciente para algunos y quizás algunos, de los que lean este artículo del blog, no hayan tenido esa grata experiencia de pasar un día de su vida en el cafetal. Empero, para recordar o para conocer quiero contarles un poco de lo que se vivía en los años ochentas, “ Un día en el cafetal” . Eran las 4:30 de la mañana y el gallo pinto ya empezaba con su "qui ri ri qui". Era 27 de Noviembre y en plena cogida buena, -como se le dice en el campo a la etapa en que se madura el café "parejito"-, no había mucho tiempo que perder. Lía levante a los chiquillos que hay que llegar tempranito o sino nos dejan lo peor del corte, -la cogida del café se realiza por medio de las calles de café que van en líneas generalmente de unos 100 metros, según sea la finca y cuando se pasa a una nueva finca o área, se le llama cambio de corte-. Así es

No hay peor sordo que el que no quiere oir.

De chiquillos, crecimos en una zona de campo, donde lo mas común era que nos juntáramos con los vecinos y algunos de nuestros primos, cuando nos visitaban en el verano, para salir al potrero de los Solís, conocido como el cerro, que tenía la gran atracción de que podíamos usar las tablas de resbalar. Sí, para los que lo recuerdan, son unas tablas de balsa, que se usaban para chorrear las vigas en las casas del pueblo, madera muy suave pero muy noble que pesa poco. Nosotros le poníamos cera Rex, de la que se usaba en el campo para limpiar y poner brillante el piso "lujado" , algo común en las casas humildes antes de que llegaran los pisos de cerámica, aquellos que compraron primero los dueños de fincas, los "riquillos" del pueblo como le decíamos allá . Era tan buena, nos decía la vecina, que inclusive algunas señoras podían sacarle brillo hasta el propio piso de tierra que recuerdo en algunas casas daba gusto verlo. Nuestra intensión era, que las tablas quedaran

FEES, No hay peor cuña que la del mismo palo.

Recuerdo que a mi padre le gustaba mucho el fútbol de canchas abiertas y siempre nos llevaba a la plaza del pueblo, dónde por lo general jugaba la primera, como le dicen en los pueblos de Grecia a los mejores equipos de cada distrito. Cuando jugaba el equipo de mi pueblo, Santa Gertrudis Sur, contra San Isidro, un distrito vecino, nos decía mi papá, miren póngase vivos que no hay peor cuña que la del mismo palo. Es que mis primos, siempre jugaban mejor cuando venían a jugar a nuestro pueblo y terminaban, goleando a nuestro equipo. Mi padre siempre tenía presente que cuando un jugador se cambiaba de equipo y jugaba con el rival, por lo general jugaba con mas gana y terminaba haciendo mejores goles o tapadas, si se trataba del portero. Que bueno que era, ir a ver o jugar esas mejengas. Pero bueno, hablemos de algo más serio. Del FEES . No hace muchos meses atrás, alguien me dijo en la Universidad, cuando fui casi puerta a puerta buscando los votos para la candidatura a la Rectoría, yo

Un vasito de mozote

Los ticos somos buenos para chotear, acostumbramos un humor negro especialmente bueno cuando se trata de la política y el fútbol. Casi nadie escapa a la chota, como se le dice popularmente a las bromas, comentarios y el sarcasmo callejero con que, luego de un partido de fútbol o de unas elecciones de cualquier tipo, se acostumbra molestar a tus rivales. Por lo general, no va más allá de unos cuantos comentarios y de chistes, hoy en día muy comunes, los memes. En la chota y en la vida siempre se tiene revancha, en Costa Rica, solo Cartago parece estar embrujado y no haber podido sacar partido de la revancha, pero como siempre les digo a mis buenos amigos brumosos, un día que va y otro que viene y ganan el campeonato. El mozote lo recetaban las abuelas para cuando uno estaba malo de "la pansa" o con el estómago inflamado. Ciertamente es una bebida muy refrescante si se toma con hielo y la cocina tradicional costarricense ha hecho maravillas con las nuevas recetas de cóctele

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Existen dos tipo de economistas según lo que he encontrado a lo largo de mi carrera, aquellos que tienen una fe ciega y dogmática en el funcionamiento de los mercados y los que no. Los segundos, de multiples vertientes y escuelas de pensamiento, asumen el mercado como uno más de los tantos modelos que permiten explicar, en ciertos momentos, los fenómenos sociales detrás de las actividades económicas. Digo esto, porqué si bien tenemos un disciplina económica aún adormecida y poco vinculada a la realidad social de nuestro tiempo, el peor problema es que muchas veces quienes se asumen como destinatarios de la verdad absoluta no están conscientes de los débiles, ideológicos y poco sustantivo que son sus bases y sus argumentos. Empero, es peor aún cuando quienes intentan recetar la política pública de un país, han pasado ligeramente y con descuido, por el estudio de la ciencia económica. Conozco algunos de ellos en el país, muchas veces abogados y uno que otro, ingeniero, que se sienten con

Cuando el río suena, piedras trae.

Recuerdo una tarde de invierno de esas que todo se pone negro, el cielo se encapota, decía mi abuelo que pasaba de la silla mecedora del corredor de la casa a su sofá sillón, para ver la televisión. Sonaba muy fuerte la corriente del Río Prendas, que nos quedaba muy cerca pero claramente seguros, por la altura en que mi casa estaba de la cause principal. Ya suena el río, seguro que piedras trae, decía sorprendido mi abuelo. De verdad que muy pronto empezó a bajar por el cause una gran torrentada de agua color café, palos, piedras y casi cualquier cosa que pudiéramos imaginarnos, que estaba a la orilla del cause, terminaba enlodado y en los Chorros, aquel bello lugar que aguas abajo en Tácares de Grecia, junta las aguas de varias quebradas y por supuesto, el Rio Prendas. Así que cuando alguien con la sabiduría del campesino te dice que el rió suena, de seguro que piedras trae. Empero, ha si se ha vuelto la campaña electoral de nuestro país. La pasión de unos y otros por la conquist

Mi mamá era campesina

Escribo esta reflexión desde el trapiche dedicada a mi Mamá, que murió un 14 de Agosto, hace ya casi una década, vísperas de esta fecha tan especial que celebramos los costarricenses, el día de la madre. Mi mamá, Doña Emilce como le decían en mi barrio era una campesina muy tica. Cocinaba la mitad del día, desde las 5 de la mañana la recuerdo frente a su cocina de leña, calentando el aguadulce, preparando el gallo pinto y el almuerzo de mi papá, que salía 10 minutos para las 6 am a la finca, dónde se ganaba su salario como peón agrícola. Uno a uno nos íbamos levantándonos todos los hermanos y hermanas, que encontramos las tortillas, siempre acompañadas con queso tierno o un huevo frito o pateado, según a cada uno nos consentía. Leche con cacao, café con leche y aguadulce. Mi madre fue una verdadera autodidacta, como muchas de las mujeres ticas de su tiempo, la hija mayor solo fue a la Escuela para aprender a leer y escribir y aprender los números, como le decían antes a las operacion